V Hongos pueden proveer tanta vitamina D como los suplementos vitamínicos

Consumir hongos que tienen vitamina D2 puede ser tan efectivo como tomar un suplemento que contenga ese micronutriente o vitamina D3 con el fin de mantener e incrementar los niveles de vitamina D en el organismo.

Para llegar a estos resultados, los investigadores dieron a los participantes, durante 12 días, cápsulas con vitamina D2, a otros, cápsulas de vitamina D3 y a otros, polvo de hongos que habían sido expuestos a luz ultravioleta y que eran una buenta fuente de vitamina D2. Las cápsulas y el polvo eran equivalentes en unidades internacionales (IU).

Al cabo de los 12 días, no encontraron diferencias estadísticas significativos entre unos y otros.

"Observamos que algunos hongos expuestos a luz UVB también produjeron vitamina D3 y D4, lo que podría proveer al consumidor de al menos dos vitaminas D adicionales”, dijo Michael F. Holick, líder del estudio .

La vitamina D es crucial para la buena salud de los huesos y para la fuereza muscular. Por eso, previene fracturas, osteoporosis y otras enfermedades relacionadas con la densidad ósea.

Además, juega un papel clave en el sistema inmunológico para combatir infecciones como la gripe, y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer, depresión o diabetes.

E Vinculación de estrés con la Diabetes y Enfermedades del Corazón

Los altos niveles de cortisolla llamada hormona del estrés - se han asociado con la enfermedad cardiovascular en algunos estudios, pero no en otros. Esto puede deberse a que la medida de cortisol en la sangre o en la saliva en un momento dado en el tiempo puede recoger estrés agudo, pero no tiene en cuenta el estrés a largo plazo.


Ahora, los investigadores holandeses han evaluado los niveles de cortisol durante varios meses analizando muestras de cabello del cuero cabelludo. Sus resultados aparecieron en la revista Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism.


Los investigadores midieron el contenido de cortisol en muestras de cabello que corresponden a aproximadamente tres meses de crecimiento de 283 hombres y mujeres mayores, con edades promedios de 75 años. También recabaron datos  sobre la enfermedad coronaria, enfermedad arterial periférica, accidente cerebrovascular, diabetes tipo 2, enfermedad pulmonar, cáncer y osteoporosis.


En comparación con los que presentaban niveles más bajo de cortisol, los que estaban en los nivels  más alto tenían cerca de tres veces más riesgo de sufrir de enfermedad cardiovascular y diabetes.

 

No se encontró asociación entre los niveles de cortisol y el riesgo para la enfermedad pulmonar, el cáncer o la osteoporosis.


Los autores principales, Dr. Laura Manenschijn y la Dra. Elisabeth van Rossum, del Centro Médico Erasmus en Rotterdam, en los Países Bajos, reconocen que no tenían datos sobre la presión arterial o el estado de los lípidos, lo que puede haber afectado los resultados.


"El mayor riesgo", el Dr. van Rossum dijo, "es comparable a los factores de riesgo tradicionales – la hipertensión, la obesidad abdominal.
Estan en el mismo rango ".

C Ritmo cardíaco como una medida de la duración de la vida

Un nuevo estudio, publicado en la revista Heart, sugiere que una frecuencia cardíaca elevada  en reposo, es un predictor independiente de mortalidad - incluso en personas sanas en buenas condiciones físicas.

Investigadores daneses efectuaron exámenes físicos a 5.249 hombres de mediana edad y de edad avanzada sanos a partir de 1971. En 1985 y 1986, dieron seguimiento a los 3,354 sobrevivientes. De estos, unos 2,798 tenían datos suficientes sobre la frecuencia cardiaca y el consumo de oxígeno para el análisis. Los investigadores los siguieron hasta el 2011.

Después de controlar la forma física y muchos otros factores del comportamiento y de salud, encontraron que cuanto mayor sea la frecuencia cardíaca en reposo, mayor será el riesgo de muerte. En comparación con los hombres, con tasas de 50 latidos por minuto o menos, aquellos cuyo ritmo cardiaco era de 71 a 80 latidos tenían un riesgo 51 por ciento mayor. De 81 a 90 latidos, la tasa de mortalidad se duplicó, y en los de más de 90 se triplicó.

"Si hay dos personas sanas", dijo el autor principal, Dr. Magnus Thorsten Jensen, investigador del Hospital Universitario de Copenhague Gentofte, "con exactamente la misma condición física,  edad,  presión arterial y así sucesivamente, la persona con el mayor reposo ritmo cardíaco es más probable que tenga una vida más corta”.



S Comer más fibra puede reducir el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular por primera vez

Comer más fibra puede reducir el riesgo de sufrir por primera vez un accidente cerebrovascular, según una nueva investigación publicada en 'Stroke: Journal of the American Heart Association'. Los investigadores descubrieron que cada aumento de 7 gramos en la ingesta total diaria de fibra (una porción de pasta de trigo integral más dos porciones de frutas o verduras) se asoció con una disminución del 7 por ciento en el riesgo de tener un accidente cerebrovascular por primera vez.

La fibra dietética es la parte de la planta que el cuerpo no absorbe durante la digestión y puede ser soluble (que se disuelve en agua) o insoluble. Investigaciones anteriores han demostrado que la fibra dietética puede ayudar a reducir los factores de riesgo para el accidente cerebrovascular, incluyendo la presión arterial alta y niveles altos de lipoproteína de baja densidad (LDL), el colesterol "malo".

"Una mayor ingesta de alimentos ricos en fibra, como granos integrales, frutas, verduras y frutos secos, son importantes para todos, y especialmente para aquellos con factores de riesgo de accidente cerebrovascular, como sobrepeso, fumar y tener presión arterial alta", dijo Diane Threapleton, autora principal del estudio y doctorada candidata de Ciencia de los Alimentos y Nutrición en la Universidad de Leeds, Reino Unido.

Los investigadores analizaron ocho estudios publicados entre 1990-2012 con información sobre todos los tipos de accidente cerebrovascular con cuatro de ellos examinando específicamente el riesgo de accidente cerebrovascular isquémico, que ocurre cuando un coágulo bloquea un vaso sanguíneo en el cerebro. Tres evaluaron el accidente cerebrovascular hemorrágico, que se produce cuando se producen hemorragias de vasos sanguíneos en el cerebro o en su superficie.

Los resultados de los estudios observacionales se combinaron y se representaron otros factores de riesgo como la edad y el tabaquismo. Las conclusiones se basaron en el consumo de fibra dietética total porque los científicos no encontraron una asociación con la fibra soluble y el riesgo de accidente cerebrovascular y carecían de suficientes datos sobre fibra insoluble para sacar conclusiones.

La Asociación Americana del Corazón recomienda una ingesta media diaria de fibra en los adultos de al menos 25 gramos por día, una cantidad que pueden aportar entre seis y ocho porciones de granos y de ocho a diez porciones de frutas y vegetales. "La mayoría de la gente no consigue el nivel recomendado de fibra y aumentar la fibra puede contribuir a disminuir el riesgo de accidentes cerebrovasculares –dijo Threapleton–. Hay que educar a los consumidores sobre la importancia continua de aumentar la ingesta de fibra y ayudarles a aprender cómo hacerlo".

 

O Los huertos comunitarios podrían suponer un beneficio para el peso corporal

Un estudio halló menos sobrepeso entre las personas que cuidaban una parcela.

Las personas con parcelas en huertos comunitarios son menos propensas a tener sobrepeso o a ser obesas que las que no practican el cultivo, sugiere un estudio reciente.

"Anteriormente, se ha mostrado que los huertos comunitarios pueden proveer una variedad de beneficios sociales y nutricionales a los vecindarios", señaló en un comunicado de prensa de la Universidad de Utah la autora del estudio, Cathleen Zick, profesora de estudios familiares y del consumidor de la universidad. "Pero hasta ahora, no contábamos con datos que mostraran un beneficio sanitario mensurable entre los que cultivan los huertos".

Zick y colegas observaron el índice de masa corporal (IMC) de 198 horticultores comunitarios de Salt Lake City, y los compararon con los de sus vecinos que no cultivaban. El IMC es una medida de la grasa corporal basada en la estatura y el peso.

El IMC de las mujeres que acudían a los huertos era en promedio 1.84 puntos más bajo que el de sus vecinas, una diferencia de unos 5 kilos (11 libras) para una mujer de 165 centímetros (5 pies, 5 pulgadas) de estatura. El IMC de los hombres que usaban los huertos era 2.36 puntos más bajo que el de sus vecinos, una diferencia de 7.3 kilos (16 libras) para un hombre de 178 centímetros (5 pies, 10 pulgadas) de estatura.

En comparación con los que no cultivaban, las probabilidades de tener sobrepeso o ser obeso eran un 62 por ciento más bajas entre los hombres que cultivaban y un 46 por ciento más bajas entre las mujeres, según el estudio, que aparece en línea el 18 de abril en la revista American Journal of Public Health.

Los investigadores también hallaron que los hortelanos tenían un IMC más bajo que sus hermanos del mismo sexo. El IMC promedio fue 1.88 puntos más bajo para las mujeres que cultivaban, en comparación con sus hermanas, y 1.33 puntos más bajo para los hombres, en comparación con sus hermanos.

No hubo una diferencia en el IMC ni en el riesgo de sobrepeso entre los hortelanos casados y sus cónyuges. Esto no es sorprendente, dado que es probable que los cónyuges ayuden con el huerto y se beneficien de comer los alimentos saludables producidos en el huerto, anotaron los autores del estudio.

Esos hallazgos respaldan "la idea de que los huertos comunitarios son un valioso bien para el vecindario, que pueden fomentar una vida más sana. Esto podría resultar interesante para los planificadores urbanos, las autoridades de salud pública y otros que se concentran en diseñar nuevos vecindarios y revitalizar los viejos", comentó Zick.

Pero "aunque los datos son interesantes, se obtuvieron de los participantes de una sola organización de huertos comunitarios en Salt Lake City, y quizás no se puedan aplicar ampliamente hasta que se haga más investigación".

Aunque el estudio encontró una asociación entre trabajar en un huerto y un IMC más bajo, no demostró que exista una relación causal.