I Joven de 14 años descubre que los imanes del iPad para la Smart Cover pueden afectar a los implantes cardiacos

Cuidado si llevas marcapasos y te quedas durmiendo con el iPad sobre el pecho. Los imanes insertados en el tablet de Apple para su uso con Smart Cover y otros accesorios podrían afectar al funcionamiento de los marcapasos, tal y como ha descubierto una estudiante ganando el primer premio con su proyecto de ciencias.

Tras impactar a su auditorio en el instituto ahora la descubridora, la joven Gianna Chien, expondrá su hallazgo ante un auditorio de 8.000 médicos en un congreso de la asociación de especialistas cardiacos en Denver (Colorado, USA).

En concreto los implantes cardiacos que se verían afectados son los desfibriladores que algún personas llevan en su pecho y que producen una descarga que reanima al músculo cardíaco en caso de fallo. Una siesta con el iPad en el pecho y el mecanismo podría quedar afectado por estos pequeños imanes dejando de funcionar cuando se requiera.

Esto sucede porque para casos de necesidad dichos implantes pueden desactivarse precisamente mediante la aproximación de un pequeño imán. El estudio realizado por la joven Gianna demostró que de entré los pacientes con uno de estos desfibriladores implantados hasta un 30 % resulta afectado al colocarse el iPad sobre el pecho.

Afortunadamente la mayoría de estos implantes volvían a poder funcionar correctamente en cuanto se retiraba del pecho el iPad pero el resto tuvo que ser reactivado manualmente, por lo que podría causar se una situación potencialmente peligrosa en caso de no estar prevenido de esta circunstancia.

 

S La mayoría de los estadounidenses deben comer menos sal, según un informe

Pero muy poca sal también puede provocar problemas de salud, añaden los autores de un informe.

La mayoría de los estadounidenses deben consumir menos sal, pero demasiada poca sal también puede provocar problemas de salud en algunas personas, según un informe reciente.

 

El problema es que hay poca evidencia para determinar con exactitud qué constituye demasiada o muy poca sal, según el comité del Instituto de Medicina (IOM) que redactó el informe, que fue publicado el martes.

 

"Los estudios han observado esfuerzos para reducir la ingesta excesiva de sal, pero han planteado preguntas sobre los daños provocados por una falta de sal", explicó el presidente del comité del IOM, el Dr. Brian Strom, profesor de salud pública y medicina preventiva de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania, en Filadelfia.

 

Así que aunque el informe respalda las directrices dietéticas actuales de EE. UU. sobre el consumo de la sal, no determina si esos límites sugeridos podrían o deberían ser más bajos.

 

"Desafortunadamente, el mensaje es mixto, algo que hicimos a propósito y que refleja los datos mixtos", apuntó Strom. "Claramente respaldamos que, en general, comer demasiada sal es nocivo. [Pero] planteamos preguntas sobre el daño a partir de muy poca sal".

 

Sin embargo, se ignora el equilibrio adecuado de sal. "Como comité, no proveímos un rango objetivo de lo que debería ser la cantidad adecuada", señaló Strom.

 

Específicamente, el comité observó la cantidad de sal recomendada en las Directrices dietéticas para los estadounidenses de EE. UU., que aconsejan que la mayoría de personas entre los 14 y los 50 años de edad limiten su ingesta diaria de sal a 2,300 miligramos (mg).

 

Sin embargo, para más del 50 por ciento de los estadounidenses (los que tienen más de 51 años, los negros y las personas con hipertensión, diabetes o enfermedad renal crónica), esas mismas directrices señalan que la ingesta de sal debe limitarse a 1,500 mg al día.

 

"La mayoría de estadounidenses ni se acercan al extremo inferior del consumo de sal", anotó Strom.

 

A pesar de los esfuerzos de la comunidad de salud pública para lograr que las personas consuman menos sal, la mayoría de estadounidenses siguen ingiriendo un promedio de 3,400 mg o más de sal al día. Eso equivale a unas 1.5 cucharaditas de sal, según el comité del IOM.

 

Apenas el once por ciento de la sal que las personas consumen proviene del salero, añadió un miembro del comité del IOM, el Dr. Joachim Ix, profesor asociado de medicina del Sistema de Atención de Salud de Asuntos de Veteranos de San Diego, en California.

 

"La mayor parte de la sal que se consume está en los alimentos que la gente ya come. Una gran parte se halla en las comidas procesadas y en las que se comen fuera de casa", anotó Ix.

Otra experta se mostró de acuerdo.

 

"Normalmente pensamos que el sodio es la sal de la mesa", señaló Samantha Heller, nutricionista clínica principal del Centro Médico Langone de la NYU, en la ciudad de Nueva York. "Pero muchos alimentos contienen cantidades sorprendentemente altas de sodio, entre ellos los dulces, los panes y los cereales", anotó.

 

"Más de dos tercios del sodio de nuestras dietas provienen de alimentos procesados como las sopas enlatadas, las pizzas congeladas, los productos horneados, las comidas congeladas, todo lo que sea instantáneo, y la comida de los delicatesen y los restaurantes", añadió Heller.

 

Los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de EE. UU. afirman que reducir la ingesta de sodio podría prevenir miles de muertes al año, enfatizó Heller.

 

"Elegir más alimentos integrales y sin procesar que cocinemos en casa puede hacer mucho por reducir la sal", sugirió Heller. "Compare las etiquetas. Por ejemplo, algunos cereales para el desayuno tienen hasta 290 mg de sodio por porción, frente a otros que tienen 0 mg por porción. En lugar de sal, sazone las comidas en casa con limón, vinagres, hierbas, especias, jalapeños, ajo y cebollas".

 

Sin embargo, tras revisar la evidencia sobre las recomendaciones actuales respecto a la ingesta de sal, el comité halló que los estudios tenían problemas, entre ellos la forma en que se llevaron a cabo y el bajo número de casos en que la sal en realidad tuvo que ver con un resultado de salud, explicó Strom.

 

Sin embargo, el comité del IOM concluyó que:

·         Un consumo alto de sal se relaciona con un mayor riesgo de enfermedades cardiacas.

·         No hay evidencia concluyente de que consumir 2,300 mg de sal al día aumente ni reduzca el riesgo de enfermedades cardiacas, accidente cerebrovascular o muerte.

·         Muy poca sal podría aumentar el riesgo de más problemas cardiacos entre las personas que están siendo tratadas por la insuficiencia cardiaca.

·         No hay evidencia convincente de que las personas con diabetes, enfermedad renal, enfermedad cardiaca, hipertensión o prehipertensión, o los que tienen a partir de los 51 años de edad o que son negros deban reducir su consumo de sal a 1,500 mg o menos al día.

·         Se necesita más investigación para determinar si entre 1,500 y 2,300 mg de sal al día es la cantidad óptima.

El Instituto de la Sal se alegró ante el hallazgo de que muy poca sal podría en realidad dañar a la salud.

 

"Es bueno ver que este informe advierte contra los esfuerzos por reducir el sodio de manera drástica para hacer que las personas consuman unos niveles de sodio de 1,500 mg al día, que son peligrosamente bajos", señaló en una declaración el vicepresidente de ciencias e investigación del instituto, Morton Satin. "No hay una justificación científica para una reducción de sodio en toda la población a niveles tan bajos, y el reconocimiento de los expertos del IOM de que unos niveles tan bajos pueden resultar nocivos podrían ayudar a las organizaciones excesivamente celosas a evitar unas recomendaciones tan arriesgadas".

 

El Instituto de Medicina provee consejos independientes, objetivos y basados en la evidencia a los legisladores, los profesionales de la salud, el sector privado y al público.

 

A Cómo reconocer rápidamente las señales de un accidente cerebrovascular, según los expertos

El reconocimiento y el tratamiento tempranos son la mejor oportunidad para una recuperación completa.

Un entumecimiento o un debilitamiento repentinos en la cara, los brazos o las piernas de un lado del cuerpo, sentirse confuso y tener problemas en el habla son algunas de las señales de que alguien está sufriendo un accidente cerebrovascular (ACV). Cuanto antes se detecte y se empiece el tratamiento de un ACV, mayor es la probabilidad de recuperación, afirman los expertos.

"Cuanto alguien sufre un ACV podría padecer algunos cambios físicos, leves o muy llamativos", afirmó el Dr. Randolph Marshall, jefe de la división de ACV del Hospital Presbiteriano de Nueva York y el Centro Médico de la Universidad de Columbia, en un comunicado de prensa del hospital. "La manera más efectiva de prevenir el daño permanente asociado con un ACV es reconocer las señales de un ataque y buscar atención médica inmediatamente".

El mareo, los problemas al andar, la pérdida de la visión de uno o ambos ojos y un fuerte dolor de cabeza repentino sin ninguna razón aparente son otras señales de que alguien está padeciendo un ACV. No obstante, el tratamiento temprano puede evitar o posiblemente revertir el daño causado por el ACV. Los expertos aconsejaron que se recuerden una serie de cuestiones que pueden ayudar a reconocer antes un ACV y reducir el daño a largo plazo.

  • La cara: ¿La cara parece desigual?
  • El brazo: ¿Nota que un brazo está colgando?
  • El habla: Compruebe si tiene dificultades para hablar u otras señales de problemas con el habla.
  • El tiempo: Llame al 911 y busque atención médica inmediatamente.

Uno de los tratamientos más habituales para el ACV es el activador del plasminógeno tisular, el tratamiento "anticoagulante" también conocido como APT. El medicamento se inyecta en una arteria o vena para disolver un coágulo y restaurar el flujo sanguíneo al cerebro.

La revascularización es otro tratamiento del ACV en el que se introducen microcatéteres en la arteria a fin de eliminar las obstrucciones. En todos los casos, la atención médica inmediata puede ayudar a reducir los daños causados por un ACV, según el comunicado de prensa.

Aprender a evitar los ACV con algunos cambios en el estilo de vida también puede salvar vidas, indicaron los expertos. "Las estadísticas de los ACV dan que pensar. Es la cuarta causa principal de muerte en Estados Unidos y la causa principal de discapacidad en las personas adultas", afirmó en el comunicado de prensa el Dr. Babak Navi, director del Centro de Accidentes Cardiovasculares en el Hospital Presbiteriano de Nueva York y el Centro Médico Weill Cornell.

"De promedio, alguien fallece de ACV cada cuatro minutos", añadió. "La buena noticia es que aproximadamente el 80 por ciento de los ACV pueden prevenirse".

Los siguientes cambios en el estilo de vida pueden reducir de forma significativa el riesgo de sufrir un ACV:

  • Consuma menos sal. Reducir el consumo de sal puede hacer que la presión sanguínea disminuya, y que se reduzca así el riesgo de ACV. En lugar de sal, sazone la comida con varias especias.
  • Siga una dieta sana. Reduzca el nivel de colesterol LDL (o "malo") para mejorar la salud cardiaca y reducir el riesgo de ACV. El nivel de colesterol debería ser de 200 miligramos por decilitro (mg/dL) o menor.
  • Deje de fumar. Los fumadores tienen el doble de riesgo de sufrir un ACV. Fumar daña los vasos sanguíneos, aumenta la presión arterial y acelera la formación de coágulos en las arterias.
  • Haga ejercicio. Las personas con sobrepeso u obesidad tienen un riesgo mayor de tener el colesterol alto, hipertensión, diabetes y un ACV. Perder peso puede reducir el riesgo de ACV y aliviar la tensión del sistema circulatorio.

Incluso con estos cambios en el estilo de vida, los expertos indicaron que las personas a partir de 55 años de edad tienen un riesgo mayor de sufrir un ACV. También tienen un riesgo mayor las personas negras, hispanas y las que cuentan con antecedentes familiares de ACV o "mini-ACV" (también llamado ataque isquémico transitorio).

Aunque los ACV son más habituales en los hombres, las mujeres que sufren ACV tienen más probabilidades de morir por ello, según el comunicado de prensa.

 

 

E Un estilo de vida saludable puede compensar el estrés del trabajo, según un estudio

El riesgo de enfermedades cardiacas aumenta cuando un trabajador bebe, fuma o come demasiado.

El estrés del trabajo aumenta el riesgo de sufrir alguna enfermedad cardiaca, pero llevar un estilo de vida saludable puede reducir ese riesgo de forma significativa, según un estudio reciente.

Los investigadores examinaron los datos de más de 102,000 hombres y mujeres, de 17 a 70 años de edad, de Reino Unido, Francia, Bélgica, Suecia y Finlandia. Se clasificó su estilo de vida de acuerdo con una de estas tres categorías: sano, moderadamente malsano o malsano, en función de si fumaban, del alcohol que consumían, de si hacían ejercicio o no, y de la obesidad.

Aquellas personas que seguían un estilo de vida sano no tenían factores de riesgo relacionados con el estilo de vida, mientras que las que llevaban un estilo de vida moderadamente malsano tenían un factor de riesgo. Al estilo de vida malsano le correspondieron dos o más factores de riesgo.

Casi el 16 por ciento de los participantes afirmaron que sufrían de estrés en el trabajo, según el estudio, publicado en la edición del 13 de mayo de la revista Canadian Medical Association Journal.

Durante 10 años, la tasa de enfermedad arterial coronaria fue de 18.4 por cada 1,000 personas para las que sufrían estrés en el trabajo y de 14.7 por cada 1,000 personas para las que no tenían ese tipo de estrés. La tasa de enfermedades cardiacas en las personas con un estilo de vida malsano fue casi de 31 por cada 1,000 personas, mientras que para las que llevaban un estilo de vida sano fue de 12 por cada 1,000 personas.

Cuando se consideraron juntos el estilo de vida y el trabajo, la tasa de enfermedades cardiacas fue de 31.2 por cada 1,000 para las personas que sufrían de estrés en el trabajo y un estilo de vida malsano, y alrededor de 15 por cada 1,000 para las que tenían estrés y llevaban un estilo de vida sano.

"Los participantes con un riesgo de enfermedad arterial coronaria más alto fueron los que afirmaron que estaban estresados en su trabajo y llevaban un estilo de vida malsano; los que se estresaban en el trabajo y llevaban un estilo de vida sano tuvieron aproximadamente la mitad de riesgo de esa enfermedad", afirmaron el Dr. Mika Kivimaki, del departamento de epidemiología y salud pública del Colegio Universitario de Londres, y colegas en un comunicado de prensa de la revista.

"Estos datos observacionales sugieren que llevar un estilo de vida sano podría reducir de forma sustancial el riesgo de enfermedad arterial coronaria en las personas que padecen de estrés en el trabajo", añadieron.

No es suficiente con aconsejar sobre la manera de manejar el estrés, indicaron. "Los profesionales clínicos podrían tomar en consideración la posibilidad de prestar una mayor atención a los factores de riesgo relacionados con el estilo de vida en los pacientes que sufren de estrés en el trabajo", concluyeron los investigadores.

 

 

C La típica comida de un restaurante está cargada de grasas, sal y calorías, según revelan estudios

La próxima vez que se siente en su restaurante local favorito, considere esto: dos nuevos estudios hallan que la comida promedio de restaurante provee a los comensales la mayoría de las calorías, grasas y sal que necesitan para todo el día.

Los autores de ambos informes dijeron que esos excesos pueden hacer que comer en los restaurantes resulte malsano, empeorando la epidemia de la obesidad y aumentando el riesgo de enfermedades cardiacas de los comensales.

"En todas las categorías de comidas hay unos rangos inmensos de calorías, sodio y grasas", advirtió Mary Scourboutakos, de la Universidad de Toronto, y autora principal de uno de los estudios. "En realidad uno no sabe [cuál opción del menú es la más saludable] a menos que haya etiquetas de las calorías o del sodio. No hay forma de predecir qué comidas serán peores".

Ambos informes aparecen en la edición en línea del 13 de mayo de la revista JAMA Internal Medicine.

El primer informe fue llevado a cabo por investigadores del Centro de Investigación en Nutrición Humana y Envejecimiento de la Universidad de Tufts, en Medford, Massachusetts. Hallaron que las comidas de restaurante más comúnmente pedidas contenían más de la mitad de las calorías que una persona necesitaría al día.

"La porción promedio (simplemente un entrante, sin bebidas, aperitivos ni postres) casi contiene todas las calorías del día en un solo plato", señaló la investigadora líder, Susan Roberts, directora del Laboratorio del Metabolismo de la Energía del centro.

Para el estudio, el equipo de Roberts analizó 157 comidas completas de 33 restaurantes del área de Boston.

Hallaron que el 73 por ciento de las comidas ordenadas tenían más de la mitad de las 2,000 calorías recomendadas para los adultos por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de EE. UU., y 12 comidas contenían una cantidad de calorías que superaba a la recomendación diaria completa.

Unas porciones de gran tamaño parecieron ser la clave, halló el estudio de Boston, ya que investigaciones anteriores han mostrado que las personas tienden a comer lo que les ponen delante.

"Cuando los restaurantes proveen estas porciones [grandes], que son mucho más de lo que el cuerpo humano puede procesar, contribuyen de manera muy directa a la terrible epidemia de obesidad que sufrimos hoy en día", lamentó Roberts.

Las comidas con el mayor número de calorías incluían las que se servían en restaurantes que se especializaban en comida italiana (1,755 calorías), estadounidense (1,494 calorías) y china (1,474 calorías). Las comidas con el número promedio más bajo de calorías eran las de los restaurantes vietnamitas (922 calorías) y japoneses (1,027 calorías), apuntaron los investigadores.

Los restaurantes locales o familiares eran igual de propensos a ofrecer muchas calorías que una gran cadena, halló el estudio de Boston. De hecho, los restaurantes locales o de cadenas pequeñas tendían a tener unos conteos calóricos ligeramente superiores por comida (con un promedio de 1,437) que las cadenas nacionales (con 1,359), aunque la diferencia no tuvo significación estadística.

"Muchos de estos restaurantes [locales] hacen que la comida rápida parezca saludable", señaló Roberts.

Sin embargo, sin la ayuda de conteos calóricos en los menús, averiguar qué comida es mejor para uno puede resultar difícil.

Sin conteos calóricos publicados, "no hubo forma de identificar las comidas que tenían unas calorías adecuadas para un ser humano normal", advirtió Roberts. "Las porciones y las calorías por onza variaban mucho entre restaurantes incluso para los mismos platos, con frecuencia por un factor de dos".

Por tanto, "los restaurantes que no proveen información nutricional son lugares muy malsanos para comer, desde la perspectiva de las calorías", advirtió. A Roberts le gustaría ver que muchos más restaurantes publicaran la información calórica y nutricional, "de forma que los consumidores puedan elegir si comer en exceso o no".

En el segundo estudio, investigadores canadienses liderados por Scourboutakos, que es estudiante de postgrado, analizaron 685 comidas y 156 postres de 19 restaurantes formales de cadenas.

Hallaron que el desayuno, almuerzo y cena promedios contenían 1,128 calorías, de nuevo una mayoría de las calorías diarias recomendadas a los adultos.

Además, normalmente las comidas contenían el 151 por ciento de la cantidad recomendada diaria que una persona debe consumir, el 89 por ciento de la grasa recomendada al día, el 83 por ciento de las grasas saturadas y trans recomendadas al día, y el 60 por ciento del colesterol que alguien debe ingerir a diario.

Una experta concurrió en que, con frecuencia, las comidas de los restaurantes contienen cantidades inesperadas de calorías, sal y grasas.

"Comer fuera es divertido", reconoció Samantha Heller, nutricionista clínica principal del Centro Médico de la Universidad de Nueva York, en esa ciudad. "Para el ama de casa, es un descanso de tener que cocinar y limpiar todas las noches". Sin embargo, el problema es que muchas, o incluso la mayoría, de las comidas de restaurantes, ya sean locales o de cadenas, contienen muchas más grasas saturadas, calorías y sodio de lo que uno podría imaginarse, señaló.

"Hace poco, revisé las opciones del menú en línea de un restaurante de una cadena con un paciente. La ensalada de pollo asado que comía con regularidad, y que creía que era saludable, al final tenía más de 2,000 miligramos de sodio y 41 gramos de grasa. Se quedó completamente sorprendido", comentó.

Otro problema es que muchas personas comen fuera varias veces por semana, poniéndolos en riesgo de comer en exceso, planteó Heller.

Las tradicionales comidas familiares presentan ventajas más allá de una dieta saludable, anotó. "Las comidas familiares en casa mantienen a los niños sanos y respaldan unas mejores relaciones entre los miembros de la familia, reducen los trastornos alimentarios y el abuso de sustancias, y mejoran el bienestar", aseguró Heller. "Si come fuera de casa varias veces por semana, intente que sean menos noches. Las comidas frescas cocinadas en casa pueden ser sencillas, saludables y deliciosas".

Otro estudio publicado en la misma revista halló que las muy publicitadas reducciones voluntarias en los niveles de sal en las comidas de la industria de los restaurantes y la alimentaria han sido "inconstantes y lentas".

La investigación, liderada por Michael Jacobson, del Centro de Ciencia para el Interés Público (CSPI, por su sigla en inglés) en Washington, D.C., halló que la sal de 402 comidas procesadas se redujo en apenas alrededor del 3.5 por ciento entre 2005 y 2011.

En el mismo periodo, la cantidad de sal en la comida de 78 restaurantes de comida rápida aumentó en un 2.6 por ciento.

Aunque en algunos productos hubo una reducción del 30 por ciento en la sal, en la mayoría la sal aumentó por lo menos un 30 por ciento, hallaron los investigadores del CSPI.

"Unas medidas más contundentes [por ejemplo, unos límites graduales sobre los niveles de sal, impuestos por el gobierno federal] resultan necesarias para reducir los niveles de sodio y la prevalencia de la hipertensión y de las enfermedades cardiacas", concluyeron los investigadores.