A Un estudio relaciona la apnea del sueño en las personas mayores con el Alzheimer

Esta conexión parecía ser más fuerte en las personas más delgadas, según un investigador.

La apnea del sueño, una afección que impide que los que la sufren duerman profundamente, ya que les despierta continuamente de forma inconsciente, se hace más habitual a medida que las personas envejecen. Ahora, un nuevo estudio de tamaño reducido señala la posibilidad de que de algún modo pueda causar (o ser causado por) la enfermedad de Alzheimer.

No se preocupe todavía si usted tiene apnea del sueño. La investigación es preliminar y es posible que no haya ninguna conexión entre las dos enfermedades. Aun así, los científicos descubrieron que las personas mayores con señales de sufrir interrupciones en la respiración durante el sueño eran más propensas a tener indicadores de desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.

"Se trata solo de una correlación", afirmó el autor principal del estudio, el Dr. Ricardo Osorio, profesor asistente de investigación en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, en la ciudad de Nueva York. Pero, señaló, la idea de una conexión merece que se realicen más estudios, ya que quizá haya realmente una conexión entre el sueño, el envejecimiento y la memoria, que sufre un gran deterioro en los pacientes de Alzheimer.

"Es evidente que el sueño es importante para la memoria y que el sueño cambia conforme se envejece", indicó. "La interrupción de la respiración durante el sueño también aumenta a medida que se envejece".

Las personas que tienen apnea del sueño a menudo no lo saben. Tienen dificultades para el sueño profundo porque su garganta se cierra mientras duermen, de modo que sus vías respiratorias quedan obstruidas temporalmente, e inconscientemente se despiertan para poder respirar. Algunas personas que sufren de apnea del sueño podrían despertarse 35 veces o más cada hora.

En el nuevo estudio, los investigadores evaluaron el sueño de 68 personas mayores a partir de 60, 70 y 80 años de edad. Su edad promedio era de 71 años.

La cuarta parte tenían síntomas de problemas con la respiración al dormir desde moderados a graves (una señal de que podrían tener apnea del sueño) y aproximadamente el 49 por ciento tenían problemas respiratorios leves. Pero ninguno de ellos se quejaba de somnolencia ni de problemas de concentración, cosas que pueden ser provocadas por la apnea del sueño, explicó Osorio.

Los investigadores descubrieron que los participantes más delgados con problemas respiratorios durante el sueño eran más propensos a tener "biomarcadores" (señales biológicas) de una mayor probabilidad de padecer Alzheimer. Estas señales indican que hay daños cerebrales y un menor uso de glucosa (el azúcar que transporta la sangre) en el cerebro, comentó Osorio.

"No sabemos si estas personas sufrirán Alzheimer en el futuro, ni qué riesgo tienen de desarrollar dicha enfermedad", indicó. "En el futuro quizá seamos capaces de predecir el riesgo".

Aunque el exceso de peso aumenta el riesgo de apnea de sueño, los participantes con obesidad y problemas respiratorios no parecían tener un riesgo adicional de Alzheimer. Pero hay algo más, dijo Osorio: Por razones que no están claras, tener un ligero sobrepeso pareció que en realidad reducía el riesgo de Alzheimer.

¿Qué es lo que sucede? El estudio no da pistas de lo que se produjo primero, el Alzheimer o los problemas respiratorios, o de si otra cosa, como puede ser el envejecimiento, podría haber provocado ambos.

Otro experto señaló que está claro que las habilidades de pensamiento pueden estar afectadas en los pacientes con trastornos del sueño, como, por ejemplo, la apnea del sueño. "[Pero] no se entiende bien cómo ocurre esto", afirmó el Dr. Brad Dickerson, profesor asociado de neurología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, en Boston.

Y por lo que respecta al estudio, Dickerson comentó que los hallazgos son intrigantes. No obstante, afirmó que "estos hallazgos son muy preliminares y han de estudiarse con mayor profundidad… para asegurarse de que son consistentes y entender mejor las implicaciones".

El próximo paso, según Osorio, es realizar un estudio de personas mayores con problemas respiratorios durante el sueño y monitorizarlas a lo largo del tiempo para ver si tienen menos probabilidades de sufrir de Alzheimer tras seguir un tratamiento para mejorar sus problemas respiratorios.

El estudio se presentó el domingo en una conferencia de la Sociedad Torácica Americana (American Thoracic Society), en Filadelfia. Los hallazgos presentados en reuniones médicas por lo general se consideran preliminares hasta que se publican en una revista revisada por profesionales.

E Ponerse en forma en la mediana edad reduce el riesgo de insuficiencia cardiaca, según un estudio

Nunca es tarde para comenzar, afirman los investigadores.

Las personas que son obesas o no están en forma y que ya han cumplido 40 o 50 años de edad podrían pensar que es demasiado tarde para empezar a ponerse en forma, pero una nueva investigación descubre que hacerlo en la mediana edad reduce las probabilidades de insuficiencia cardiaca en los años posteriores.

Y, además, la reducción del riesgo es independiente de otros factores de riesgo modificables, como fumar, la hipertensión y el colesterol alto, afirmaron los investigadores.

"Nunca es tarde para ponerse en forma", comentó el investigador principal, el Dr. Ambarish Pandey, residente de medicina interna en el Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas, en Dallas.

"La preparación física es un factor de riesgo significativo de insuficiencia cardiaca", comentó Pandey. "Pero si alguien que no está en forma en la mediana edad mejora su condición física con el paso de los años, el riesgo de insuficiencia cardiaca disminuye".

Los resultados del estudio se presentaron el 15 de mayo en la reunión científica de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), en Baltimore.

La insuficiencia cardiaca (cuando el corazón no puede bombear suficiente sangre al resto del cuerpo) aumenta conforme se incrementa el número de personas que sobrevive a ataques cardiacos y que viven durante más tiempo con alguna enfermedad cardiaca. Más de 5 millones de estadounidenses sufren de la enfermedad, y el número podría aumentar un 25 por ciento para el año 2030, según la Asociación Americana del Corazón.

La insuficiencia cardiaca es la causa más habitual de hospitalización y de reingreso en el hospital en las personas mayores, informó el vocero de la Asociación Americana del Corazón, el Dr. Gregg Fonarow.

"Una de cada cinco personas adultas sufrirán insuficiencia cardiaca a lo largo de su vida, y 670,000 hombres y mujeres en Estados Unidos la padecerán este año", indicó Fonarow, director del Centro de Cardiomiopatía de la Facultad de Medicina David Geffen en la Universidad de California, Los Ángeles.

Más o menos la mitad de las personas que sufren de insuficiencia cardiaca mueren en los cinco años posteriores al diagnóstico, según los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC) de EE. UU.

"Sin embargo, en muchos casos, la insuficiencia cardiaca es prevenible si se mantiene la salud cardiovascular y se controlan los factores de riesgo de la insuficiencia cardiaca", Fonarow. "Estos hallazgos sugieren que mejorar el nivel de buena forma cardiovascular puede ser un modo efectivo de reducir la insuficiencia cardiaca".

Para realizar el estudio, el equipo de Pandey examinó el nivel de condición física de más 9,000 hombres y mujeres de mediana edad, con un promedio de 48 años de edad, y a los que se examinó dos veces más con una diferencia de ocho años.

Después de un seguimiento de 18 años, los investigadores emparejaron los resultados con las reclamaciones de Medicare sobre las hospitalizaciones por insuficiencia cardiaca.

Descubrieron que las personas que no estaban en buena forma física al empezar el estudio tenían un riesgo mayor de insuficiencia cardiaca después de los 65 años de edad; pero los que mejoraron su forma física en las pruebas tuvieron un riesgo menor de insuficiencia cardiaca más adelante que los que siguieron sin estar en forma.

Mediante la prueba de la cinta a fin de medir lo que se conoce como "equivalentes metabólicos", los investigadores descubrieron que el riesgo de insuficiencia cardiaca se redujo en un 20 por ciento por cada mejora en los equivalentes metabólicos.

Si una persona de 40 años pasaba de recorrer trotando 1 milla (1.6 km) en 12 minutos a hacerlo en 10 minutos, lo que supone un aumento de dos equivalentes metabólicos, el riesgo de insuficiencia cardiaca bajaba un 40 por ciento, señaló Pandey.

Los datos y conclusiones presentados en reuniones deben ser considerados como preliminares hasta que se publiquen en una revista médica revisada por profesionales.

 

 

I Asocian la ira con un mayor riesgo cardíaco

En un estudio sobre miles de pacientes que habían tenido un infarto, los que recordaron haber tenido un brote de ira el año anterior eran dos veces más propensos a haber tenido el infarto dentro de las dos horas posteriores que en otros momentos de ese año.

"Existe un aumento transitorio del riesgo de padecer un infarto después de un brote de ira", dijo la autora principal, Elizabeth Mostofsky, investigadora postdoctoral de la Unidad de Investigación Epidemiológica Cardiovascular de la Facultad de Medicina de Harvard, Boston.

En The American Journal of Cardiology, los autores escriben que a más furia, con lanzamiento de objetos y amenazas a terceros, mayor riesgo. Los brotes de rabia más intensos cuadruplicaban ese riesgo, mientras que el enojo más leve casi lo duplicaba.

"La asociación es consistentemente más fuerte a medida que aumenta la intensidad de la ira; no es cualquier enojo vaya a aumentar el riesgo cardíaco", aclaró Mostofsky.

Los resultados surgen de 3.886 pacientes que habían participado de un estudio realizado entre 1989 y 1996 para determinar la causa de sus infartos.

A los cuatro días de sufrir un infarto, los participantes respondieron sobre distintas experiencias durante el año anterior, además de la alimentación, el estilo de vida, el ejercicio y el uso de medicamentos.

En total, 1.484 participantes tuvieron brotes de ira durante el año previo; en 110 casos, el enojo había ocurrido dos horas antes del infarto. Los participantes calificaron el nivel de esa ira en una escala de siete puntos que describían desde irritación hasta la pérdida de control.

Los autores observaron que con cada incremento de la intensidad, crecía el riesgo de tener un infarto dentro de las dos horas posteriores.

Eso se traduce en un nivel de riesgo 1,7 veces después de "un enojo moderado, pero que se percibe en la voz"; 2,3 veces después de sentirse "muy tenso, con tensión corporal, puños cerrados o mandíbulas apretadas" y 4,5 veces tras "un estado de ira, pérdida de control, lanzamiento de objetos y autolesiones o lesiones a terceros".

Las causas más comunes de esos brotes de ira habían sido problemas familiares, laborales y en el tránsito.

Aunque el estudio no prueba de los brotes de ira causaran los infartos, los resultados "tienen sentido", según opinó el doctor James O'Keefe Jr, cardiólogo del Hospital San Lucas, ciudad de Kansas, y que no participó del estudio.

La ira es una emoción que libera epinefrina y norepinefrina, las sustancias químicas que intervienen en la respuesta de pelear o huir. Esas hormonas elevan la presión, aceleran el pulso, contraen los vasos sanguíneos y vuelve más pegajosas las plaquetas de la sangre (esto eleva el riesgo de formación de coágulos).

Para O'Keefe, esa sería una explicación de la asociación entre la ira y el aumento del riesgo cardíaco.

"A diferencia del mito urbano que dice que es mejor manifestar la ira, hacerlo afecta el organismo sin que medie un efecto de catarsis", comentó O'Keefe. "(La ira) corroe nuestra salud cardíaca y vascular en el corto y largo plazo."

Los pacientes medicados con betabloqueantes tenían menos riesgo de sufrir un infarto después de un brote de ira.

Para los autores, los resultados sugieren que los médicos deberían tener en cuenta el uso preventivo de esos fármacos en los pacientes con riesgo cardiovascular y propensos a los ataques de ira.

Además, el equipo publica que el ejercicio físico habitual demostró reducir el riesgo de tener un infarto. Aunque los autores no hallaron diferencias en la relación entre los brotes de ira y el riesgo cardiovascular inmediato en los participantes que ejercitaban de manera regular, aseguraron que mantener una vida activa no sería dañino.

 

C Científicos crean células madre humanas a través de clonaciones

Después de más de 15 años de fracasos científicos en todo el mundo y un fraude de alto perfil, biólogos en Estados Unidos han creado células madre humanas con la misma técnica que produjo a la famosa oveja Dolly en 1996: trasplantar material genético de una célula adulta en un óvulo cuyo ADN había sido removido.

El resultado es la obtención de células madre embrionarias humanas, las células aparentemente mágicas capaces de transformarse en los más de 200 tipos de célula que forman una persona.

El logro, reportado en la publicación Cell, podría resucitar el campo de la medicina de las células madre, que ha sido frenado por desafíos técnicos y problemas éticos.

Hasta ahora, las fuentes más naturales de las células madre humanas han sido embriones humanos, cuyo uso en investigaciones presenta dilemas éticos. La técnica anunciada por científicos de la Universidad de Salud y Ciencia de Oregon y el Centro Nacional de Investigación de Primates de Oregon usa óvulos humanos no fertilizados.

La eliminación del requerimiento de embriones humanos podría aumentar los intentos en el uso de células madre y su progenie para reemplazar células dañadas o destruidas en enfermedades del corazón, el mal de Parkinson, la esclerosis múltiple, daños en la médula espinal y otras condiciones devastadoras.

Sin embargo, el logro también podría revivir temores de clonaciones reproductivas, o la producción de copias genéticas de individuos vivos o muertos.

Incluso antes de la publicación del estudio, un organismo civil británico llamado Alerta sobre Genética Humana protestó sobre la investigación.

"Los científicos finalmente han dado a luz al bebé que los futuros clonadores de humanos han estado esperando: un método para crear embriones humanos en forma confiable", dijo el doctor David King, el director del grupo.

"Esto hace imperativa la creación de una veda legal internacional a la clonación humana antes que se lleven a cabo otras investigaciones como esta. Haber publicado esta investigación es en extremo irresponsable", destacó King.

Entre científicos, sin embargo, el logro está siendo celebrado como "una proeza", como dijo el biólogo George Daley, del Instituto de Células Madre de Harvard.

"Esto representa un logro sin igual. Tuvieron éxito donde muchos otros grupos fracasaron, entre ellos el mío", dijo Daley.

El fracaso de más alto perfil fue el del biólogo Hwang Woo-suk, de la Universidad Nacional de Seúl en Corea del Sur.

En 2005, el científico surcoreano y su equipo ocuparon portadas en todo el mundo cuando afirmaron en la publicación Science que habían creado células madre embrionarias a través de transferencias nucleares, la misma técnica usada por los científicos del estado de Oregon. La afirmación de Hwang resultó mentira y se convirtió en uno de los casos de fraude científico más infames de la última década.

Si el logro de Oregon es validado y puede ser replicado por científicos en otros laboratorios, ofrecería una tercera forma, potencialmente superior, de producir células madre embrionarias.

El campo de las células madre comenzó en 1998, cuando científicos en la Universidad de Wisconsin liderados por Jamie Thomson anunciaron que habían obtenido células de embriones humanos de pocos días, llamadas blastocistes.

 

H Un estudio halla que el yoga podría ayudar a aliviar la hipertensión

Las mediciones fueron más bajas cuando las personas empezaron a hacer varias sesiones semanales.

Las personas que siguen la antigua práctica del yoga podrían obtener una ventaja añadida para su salud, ya que un estudio reciente sugiere que puede rebajar la presión arterial alta, conocida también como hipertensión.

"Este estudio confirma lo que muchas personas creen: que el ejercicio podría ayudar a controlar la hipertensión", afirmó el Dr. Howard Weintraub, cardiólogo y profesor asociado de medicina en el Centro Médico Langone de la NYU en la ciudad de Nueva York. Weintraub no participó en el nuevo estudio.

En virtud de los nuevos hallazgos, "el yoga sería un complemento útil a fin de reducir la presión arterial en algunas poblaciones", afirmó.

En el estudio, los investigadores, dirigidos por la Dra. Debbie Cohen de la Universidad de Pensilvania, realizaron un seguimiento a 58 mujeres y hombres, de 38 a 62 años de edad, durante 6 meses.

Aunque el estudio no pudo probar que hubiera una relación de causalidad, hacer yoga de dos a tres veces a la semana se asoció con una reducción promedio en las mediciones de la presión arterial de 133/80 a 130/70, afirmaron los investigadores.

En comparación con eso, el promedio de la reducción de la presión arterial fue menor (de 134/83 a 132/82) en las personas que comieron una dieta especial, pero no hicieron yoga.

Los investigadores se sorprendieron al ver que hacer yoga y al mismo tiempo llevar una dieta especial, no mejoró el resultado de hacer yoga solo: las mediciones solo disminuyeron un poco (de 135/83 a 134/81) en las personas que hicieron yoga y siguieron la dieta.

La razón de que esta reducción sea tan pequeña podría deberse a que hacer ambas cosas requirió una mayor cantidad de tiempo, lo que dificultaba más a los participantes el ceñirse a sus regímenes, afirmaron los autores.

Weintraub indicó que el estudio muestra que "el yoga puede tener un efecto favorable" en la hipertensión. Aunque el cambio fue pequeño, "algunos estudios de población de gran tamaño han sugerido que los cambios de esta magnitud podrían resultar en algunos beneficios muy significativos a largo plazo".

El estudio tuvo ciertas limitaciones, como su duración relativamente corta y el hecho de que la mayoría de los participantes fueran jóvenes y tuvieran más leves de hipertensión, comentó Weintraub.

Otro experto se mostró de acuerdo en que la antigua práctica india del yoga podría aliviar la hipertensión.

"El yoga, junto con los ejercicios de respiración profunda, la meditación y la reflexión interior, es un método cardiovascular adyuvante e integrador para una mejor salud, incluyendo una reducción de la presión arterial, tal y como sugieren estos datos", indicó el Dr. David Friedman, jefe de Servicios de Insuficiencia Cardiaca del Hospital Plainview de North Shore-LIJ, en Plainview, Nueva York.

"Además de seguir una dieta adecuada y realizar ejercicio físico aeróbico la mayoría de los días de la semana, recomiendo a mis pacientes que reserven un tiempo cada día para que realicen este tipo de prácticas a fin de encontrar la paz interior de forma disciplinada, para mejorar la salud y el bienestar", afirmó.

Los hallazgos fueron presentados el miércoles en la reunión anual de la Sociedad Americana de Hipertensión (American Society of Hypertension), en San Francisco. Los hallazgos presentados en reuniones médicas por lo general se consideran preliminares hasta que se publican en una revista revisada por profesionales.