E Un estilo de vida saludable puede compensar el estrés del trabajo, según un estudio

El riesgo de enfermedades cardiacas aumenta cuando un trabajador bebe, fuma o come demasiado.

El estrés del trabajo aumenta el riesgo de sufrir alguna enfermedad cardiaca, pero llevar un estilo de vida saludable puede reducir ese riesgo de forma significativa, según un estudio reciente.

Los investigadores examinaron los datos de más de 102,000 hombres y mujeres, de 17 a 70 años de edad, de Reino Unido, Francia, Bélgica, Suecia y Finlandia. Se clasificó su estilo de vida de acuerdo con una de estas tres categorías: sano, moderadamente malsano o malsano, en función de si fumaban, del alcohol que consumían, de si hacían ejercicio o no, y de la obesidad.

Aquellas personas que seguían un estilo de vida sano no tenían factores de riesgo relacionados con el estilo de vida, mientras que las que llevaban un estilo de vida moderadamente malsano tenían un factor de riesgo. Al estilo de vida malsano le correspondieron dos o más factores de riesgo.

Casi el 16 por ciento de los participantes afirmaron que sufrían de estrés en el trabajo, según el estudio, publicado en la edición del 13 de mayo de la revista Canadian Medical Association Journal.

Durante 10 años, la tasa de enfermedad arterial coronaria fue de 18.4 por cada 1,000 personas para las que sufrían estrés en el trabajo y de 14.7 por cada 1,000 personas para las que no tenían ese tipo de estrés. La tasa de enfermedades cardiacas en las personas con un estilo de vida malsano fue casi de 31 por cada 1,000 personas, mientras que para las que llevaban un estilo de vida sano fue de 12 por cada 1,000 personas.

Cuando se consideraron juntos el estilo de vida y el trabajo, la tasa de enfermedades cardiacas fue de 31.2 por cada 1,000 para las personas que sufrían de estrés en el trabajo y un estilo de vida malsano, y alrededor de 15 por cada 1,000 para las que tenían estrés y llevaban un estilo de vida sano.

"Los participantes con un riesgo de enfermedad arterial coronaria más alto fueron los que afirmaron que estaban estresados en su trabajo y llevaban un estilo de vida malsano; los que se estresaban en el trabajo y llevaban un estilo de vida sano tuvieron aproximadamente la mitad de riesgo de esa enfermedad", afirmaron el Dr. Mika Kivimaki, del departamento de epidemiología y salud pública del Colegio Universitario de Londres, y colegas en un comunicado de prensa de la revista.

"Estos datos observacionales sugieren que llevar un estilo de vida sano podría reducir de forma sustancial el riesgo de enfermedad arterial coronaria en las personas que padecen de estrés en el trabajo", añadieron.

No es suficiente con aconsejar sobre la manera de manejar el estrés, indicaron. "Los profesionales clínicos podrían tomar en consideración la posibilidad de prestar una mayor atención a los factores de riesgo relacionados con el estilo de vida en los pacientes que sufren de estrés en el trabajo", concluyeron los investigadores.

 

 

C La típica comida de un restaurante está cargada de grasas, sal y calorías, según revelan estudios

La próxima vez que se siente en su restaurante local favorito, considere esto: dos nuevos estudios hallan que la comida promedio de restaurante provee a los comensales la mayoría de las calorías, grasas y sal que necesitan para todo el día.

Los autores de ambos informes dijeron que esos excesos pueden hacer que comer en los restaurantes resulte malsano, empeorando la epidemia de la obesidad y aumentando el riesgo de enfermedades cardiacas de los comensales.

"En todas las categorías de comidas hay unos rangos inmensos de calorías, sodio y grasas", advirtió Mary Scourboutakos, de la Universidad de Toronto, y autora principal de uno de los estudios. "En realidad uno no sabe [cuál opción del menú es la más saludable] a menos que haya etiquetas de las calorías o del sodio. No hay forma de predecir qué comidas serán peores".

Ambos informes aparecen en la edición en línea del 13 de mayo de la revista JAMA Internal Medicine.

El primer informe fue llevado a cabo por investigadores del Centro de Investigación en Nutrición Humana y Envejecimiento de la Universidad de Tufts, en Medford, Massachusetts. Hallaron que las comidas de restaurante más comúnmente pedidas contenían más de la mitad de las calorías que una persona necesitaría al día.

"La porción promedio (simplemente un entrante, sin bebidas, aperitivos ni postres) casi contiene todas las calorías del día en un solo plato", señaló la investigadora líder, Susan Roberts, directora del Laboratorio del Metabolismo de la Energía del centro.

Para el estudio, el equipo de Roberts analizó 157 comidas completas de 33 restaurantes del área de Boston.

Hallaron que el 73 por ciento de las comidas ordenadas tenían más de la mitad de las 2,000 calorías recomendadas para los adultos por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) de EE. UU., y 12 comidas contenían una cantidad de calorías que superaba a la recomendación diaria completa.

Unas porciones de gran tamaño parecieron ser la clave, halló el estudio de Boston, ya que investigaciones anteriores han mostrado que las personas tienden a comer lo que les ponen delante.

"Cuando los restaurantes proveen estas porciones [grandes], que son mucho más de lo que el cuerpo humano puede procesar, contribuyen de manera muy directa a la terrible epidemia de obesidad que sufrimos hoy en día", lamentó Roberts.

Las comidas con el mayor número de calorías incluían las que se servían en restaurantes que se especializaban en comida italiana (1,755 calorías), estadounidense (1,494 calorías) y china (1,474 calorías). Las comidas con el número promedio más bajo de calorías eran las de los restaurantes vietnamitas (922 calorías) y japoneses (1,027 calorías), apuntaron los investigadores.

Los restaurantes locales o familiares eran igual de propensos a ofrecer muchas calorías que una gran cadena, halló el estudio de Boston. De hecho, los restaurantes locales o de cadenas pequeñas tendían a tener unos conteos calóricos ligeramente superiores por comida (con un promedio de 1,437) que las cadenas nacionales (con 1,359), aunque la diferencia no tuvo significación estadística.

"Muchos de estos restaurantes [locales] hacen que la comida rápida parezca saludable", señaló Roberts.

Sin embargo, sin la ayuda de conteos calóricos en los menús, averiguar qué comida es mejor para uno puede resultar difícil.

Sin conteos calóricos publicados, "no hubo forma de identificar las comidas que tenían unas calorías adecuadas para un ser humano normal", advirtió Roberts. "Las porciones y las calorías por onza variaban mucho entre restaurantes incluso para los mismos platos, con frecuencia por un factor de dos".

Por tanto, "los restaurantes que no proveen información nutricional son lugares muy malsanos para comer, desde la perspectiva de las calorías", advirtió. A Roberts le gustaría ver que muchos más restaurantes publicaran la información calórica y nutricional, "de forma que los consumidores puedan elegir si comer en exceso o no".

En el segundo estudio, investigadores canadienses liderados por Scourboutakos, que es estudiante de postgrado, analizaron 685 comidas y 156 postres de 19 restaurantes formales de cadenas.

Hallaron que el desayuno, almuerzo y cena promedios contenían 1,128 calorías, de nuevo una mayoría de las calorías diarias recomendadas a los adultos.

Además, normalmente las comidas contenían el 151 por ciento de la cantidad recomendada diaria que una persona debe consumir, el 89 por ciento de la grasa recomendada al día, el 83 por ciento de las grasas saturadas y trans recomendadas al día, y el 60 por ciento del colesterol que alguien debe ingerir a diario.

Una experta concurrió en que, con frecuencia, las comidas de los restaurantes contienen cantidades inesperadas de calorías, sal y grasas.

"Comer fuera es divertido", reconoció Samantha Heller, nutricionista clínica principal del Centro Médico de la Universidad de Nueva York, en esa ciudad. "Para el ama de casa, es un descanso de tener que cocinar y limpiar todas las noches". Sin embargo, el problema es que muchas, o incluso la mayoría, de las comidas de restaurantes, ya sean locales o de cadenas, contienen muchas más grasas saturadas, calorías y sodio de lo que uno podría imaginarse, señaló.

"Hace poco, revisé las opciones del menú en línea de un restaurante de una cadena con un paciente. La ensalada de pollo asado que comía con regularidad, y que creía que era saludable, al final tenía más de 2,000 miligramos de sodio y 41 gramos de grasa. Se quedó completamente sorprendido", comentó.

Otro problema es que muchas personas comen fuera varias veces por semana, poniéndolos en riesgo de comer en exceso, planteó Heller.

Las tradicionales comidas familiares presentan ventajas más allá de una dieta saludable, anotó. "Las comidas familiares en casa mantienen a los niños sanos y respaldan unas mejores relaciones entre los miembros de la familia, reducen los trastornos alimentarios y el abuso de sustancias, y mejoran el bienestar", aseguró Heller. "Si come fuera de casa varias veces por semana, intente que sean menos noches. Las comidas frescas cocinadas en casa pueden ser sencillas, saludables y deliciosas".

Otro estudio publicado en la misma revista halló que las muy publicitadas reducciones voluntarias en los niveles de sal en las comidas de la industria de los restaurantes y la alimentaria han sido "inconstantes y lentas".

La investigación, liderada por Michael Jacobson, del Centro de Ciencia para el Interés Público (CSPI, por su sigla en inglés) en Washington, D.C., halló que la sal de 402 comidas procesadas se redujo en apenas alrededor del 3.5 por ciento entre 2005 y 2011.

En el mismo periodo, la cantidad de sal en la comida de 78 restaurantes de comida rápida aumentó en un 2.6 por ciento.

Aunque en algunos productos hubo una reducción del 30 por ciento en la sal, en la mayoría la sal aumentó por lo menos un 30 por ciento, hallaron los investigadores del CSPI.

"Unas medidas más contundentes [por ejemplo, unos límites graduales sobre los niveles de sal, impuestos por el gobierno federal] resultan necesarias para reducir los niveles de sodio y la prevalencia de la hipertensión y de las enfermedades cardiacas", concluyeron los investigadores.

 

 

C Riesgo de ataque al corazón puede comenzar en la primera infancia

Es una cuestión potencialmente importante que los científicos descubren cada vez más los vínculos entre los hábitos saludables en la infancia y el riesgo para la enfermedad cardíaca más adelante en la vida. Y hay una creciente preocupación por la salud cardiovascular de millones de niños en los EE.UU. que son considerados obesos o con sobrepeso.

 

Un nuevo estudio sugiere que hay una forma sencilla de evaluar la salud arterial de un niño con un cálculo basado en un componente, que a menudo se pasa por alto, del colesterol: los triglicéridos.

El cálculo es la proporción de triglicéridos de HDL, o colesterol bueno. Se puede determinar fácilmente a partir de un análisis de sangre estándar de colesterol. En el estudio, basado en cerca de 900 niños y adultos jóvenes, los investigadores del Centro Médico del Hospital Infantil de Cincinnati encontró que cuanto más alto sea el coeficiente, mayor es la probabilidad de que un niño tendría arterias rígidas y dañadas.

Estamos demostrando cambios vasculares en los adolescentes supuestamente sanos, dijo Elaine Urbina, director de cardiología preventiva en los Niños de Cincinnati y autor principal del estudio. “Vasos rígidos hacen que el corazón trabaje más duro. No es bueno para ti.” El estudio fue publicado en la revista Pediatrics en abril.

El problema también se conoce como endurecimiento de las arterias. En los adultos que por lo general se debe a una combinación de envejecimiento y el efecto acumulativo de la presión arterial, el colesterol y otros ataques contra las paredes de los vasos sanguíneos durante décadas de la vida. Esto conlleva un riesgo elevado de sufrir ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y muerte súbita.

 

C El Corazón Vulnerable al estado de ánimo

Las personas que se estresan fácilmente pueden estar en mayor riesgo de enfermedad cardíaca, según un estudio basado en la población danesa mostró

 

Las personas que obtuvieron una puntuación alta de "vulnerabilidad mental" fueron 37% más propensos a desarrollar enfermedad cardiovascular mortal o no mortal durante una media de 15 años de seguimiento después del ajuste de  factores de riesgo principales, Anders Borglykke, MSc, PhD, del Centro de Investigación para la Prevención y la Salud en el Hospital Universitario de Glostrup de Dinamarca, y sus colegas encontraron.

 

Puntajes intermedios en la escala también plantearon de manera significativa el riesgo en un 23%, el grupo informó  en la Asociación Europea de Prevención Cardiovascular y reuniones de EuroPRevent

 

Sin embargo, la puntuación de la vulnerabilidad mental, añadió sólo un poco a un modelo de estratificación de riesgo convencional lo que sugiere "poco o ningún papel en la estratificación del riesgo", concluyeron los investigadores.

 

La Vulnerabilidad mental se midió en un cuestionario de 12 acapites que preguntaba acerca de los síntomas físicos y psicológicos como la frecuente pérdida de apetito, insomnio, cansancio, así como si las manos tiemblan con facilidad, si se molestan fácilmente por las cosas,, si se sintén incomprendidos, y si tienen pensamientos preocupantes.

 

La medida puede haber sido sólo un sustituto de algún factor que tiene un impacto más directo sobre el corazón, Borglykke sugirió en una entrevista.

 

"Creemos que esto es en realidad una medida de estrés crónico", dijo a MedPage Today. "Esto se correlaciona muy bien con el estrés, y el estrés es un factor de riesgo para la enfermedad cardiovascular."

 

Si bien es poco probable que lleguen a una escala  clínica, los resultados se suman a los de estudios previos que sugieren un impacto negativo de ciertos tipos de personalidad y depresión, y abogan por una mayor conciencia de estos factores no tradicionales en la evaluación del riesgo cardiovascular, dijo Borglykke.

 

Su estudio agrupo los datos de tres estudios prospectivos de cohortes de base poblacional danesas (Monica I y III y Inter99) para un total de 10.943 individuos libres de enfermedad cardiovascular al inicio del estudio.

 

Aproximadamente uno de cada 10 (21%) se clasifico como al menos potencialmente  vulnerable, con tres o más respuestas "sí", el 9% se consideró vulnerable con cinco o más de los elementos reportados

 

El grupo intermedio fue del 17% el de más probabilidades de tener incidentes de enfermedades cardiovasculares  fatal o nol durante la media 15,2 años de seguimiento (cociente de riesgo 1,17, intervalo de confianza del 95%: 1,06 a 1,29).

Ese riesgo se elevó 29%, con una puntuación de vulnerabilidad mental superior (CI 1,14-1,45 95%).

 

Estas asociaciones continuaron siendo significativas y, de hecho se fortalecieron para aventurar cocientes de riesgo de 1,37 y 1,23, respectivamente, después de controlar los factores de riesgo clásicos como la edad, el sexo, el tabaquismo, la presión arterial sistólica y el colesterol total.

 

La Adición de la vulnerabilidad mental como un factor adicional de los factores convencionales no aumentó significativamente el índice-C como una medida de la capacidad predictiva, pero el efecto fue pequeño y había pequeños efectos significativamente

 

La escala aún podría tener alguna utilidad clínica en  subgrupos de pacientes, Borglykke dijo a los asistentes a su ponencia."Tal vez podría desempeñar un papel si rompemos nuestra población en grupos, como las mujeres o los  jóvenes y así sucesivamente", dijo.

 

Los hombres en las cohortes tienden a tener puntuaciones más bajas en la escala que las mujeres, aunque no de una diferencia significativa (P = 0,09 para la interacción). Las puntuaciones más altas se asociaron con mayores tasas de tabaquismo, de un 45% entre las personas con una puntuación de 2 o menos, del 49% entre 3 a 4 y 57% en 5 o más

 

Sin embargo, el estudio deja fuera uno de los famosos "tres factores de confusión – edad, sexo y nivel socioeconómico", advirtió Simon Capewell, MD, DSc,  profesor de la Universidad de Liverpool, Inglaterra,que señaló la ausencia de datos socioeconómicos.

O No vaya al supermercado cuando tiene hambre

Un estudio proporciona pruebas que respaldan lo que mucha gente ya aprendió por experiencia: nunca vaya a un supermercado si tiene hambre.

Un equipo observó que las personas que no habían comido en toda una tarde optaban por alimentos con más calorías en un supermercado simulado.

Y en un comercio real, los compradores preferían más los alimentos calóricos por sobre los de bajas calorías antes de la cena que durante el resto del día.

"Aun los ayunos cortos inducen elecciones alimentarias poco saludables", dijo Amy Yaroch, directora del Centro para la Nutrición Gretchen Swanson, Omaha, Nebraska. Y recomendó: "No vaya de compras con hambre y sin una lista de los productos que necesita porque elegirá todo tipo de comida chatarra".

Consideró que los resultados también serían importantes para las familias con "inseguridad alimentaria", que a menudo carecen de dinero para comprar alimentos saludables o alimentos en general.

Aner Tal y Brian Wansink, de Cornell University, Ithaca, Nueva York, realizó un experimento de laboratorio y salió "al terreno" para conocer cómo el hambre influye en las elecciones de alimentos.

En el experimento, les pidieron a 68 adultos que no comieran durante cinco horas antes de una consulta al final de la tarde. Antes de comenzar el experimento, la mitad recibió un plato de Wheat Thins para saciar el hambre. Luego, todos los participantes compraron alimentos en un comercio virtual online. Ambos grupos compraron unos ocho productos con bajas calorías, como ciertos lácteos, carnes y snacks.

El grupo que no había saciado el hambre también compró seis productos altamente calóricos, versus los cuatro productos promedio que eligió el grupo que había comido un snack, según publica el equipo en JAMA Internal Medicine.

En el estudio de campo, el equipo observó cómo compraban 82 personas en un supermercado real. La relación de compra entre alimentos con alto y bajo contenido calórico era más saludable entre las 13 y 14 horas que entre las 16 y 19 horas.

El endocrinólogo Tony Goldstone, del Imperial College de Londres, aconsejó interpretar los resultados con precaución, ya que los autores pidieron que los participantes sintieran hambre antes del experimento. Recomendó comer un snack, como una fruta, antes de ir de compras o masticar un chicle mientras se recorren las góndolas del supermercado para reducir el efecto del hambre.