C Caminar a paso vivo iguala a correr para la salud cardiaca, según un estudio

La distancia, y no la velocidad, provee los beneficios, afirman los investigadores.

Caminar a paso vivo es igual de bueno que correr para reducir la presión arterial, el colesterol y el riesgo de diabetes, tres factores importantes en el desarrollo de la enfermedad cardiaca, halla un estudio reciente.

La cuestión es cuánta distancia se camina o corre, no cuánto tiempo, señaló Paul Williams, científico de planta del Laboratorio Nacional Lawrence Berkeley en Berkeley, California.

"Ambas actividades reducen los factores de riesgo, y si se gasta la misma cantidad de energía se obtiene el mismo beneficio", aseguró Williams. La clave fue que mientras más caminaban o corrían las personas cada semana, más mejoraba su salud, señaló.

Los hallazgos sugieren que "ahora hay cierta elección sobre el ejercicio que se desea hacer", planteó. Para algunas personas, correr es más conveniente, mientras que otras prefieren caminar, sobre todo las personas que apenas comienzan a hacer ejercicio, dijo.

La ventaja de correr es que se puede cubrir el doble de distancia en el mismo tiempo que al caminar, apuntó Williams.

Sin embargo, Williams se refiere a caminar a paso vivo. "Caminar para hacer ejercicio. No ir a un paso lento, sino realmente caminar para hacer ejercicio", explicó.

Para el estudio, que aparece en la edición en línea del 4 de abril de la revista Arteriosclerosis, Thrombosis and Vascular Biology, Williams y el Dr. Paul Thompson, cardiólogo del Hospital de Hartford en Connecticut, recolectaron datos del Estudio nacional de salud de los corredores y del Estudio nacional de salud de los caminantes. Participaron más de 33,000 corredores y casi 16,000 caminantes.

Los corredores y los caminantes tenían entre 18 y 80 años de edad, pero la mayoría estaba en la cuarentena y la cincuentena, anotaron los autores del estudio.

Durante seis años, tanto correr como caminar llevaron a reducciones similares en el riesgo de hipertensión, colesterol alto y diabetes, y quizás incluso de la enfermedad cardiaca, hallaron los investigadores.

Específicamente, Williams y Thompson hallaron que:

·         Correr redujo el riesgo de hipertensión en un 4.2 por ciento y caminar redujo el riesgo en un 7.2 por ciento.

·         Correr redujo el riesgo de colesterol alto en un 4.3 por ciento y caminar redujo el riesgo en un 7 por ciento.

·         Correr redujo el riesgo de diabetes en un 12.1 por ciento y caminar redujo el riesgo en un 12.3 por ciento.

·         Correr redujo el riesgo de enfermedad cardiaca en un 4.5 por ciento y caminar redujo el riesgo en un 9.3 por ciento.

El Dr. Gregg Fonarow, vocero de la Academia Americana del Corazón (American Heart Association) y profesor de cardiología de la Universidad de California, en Los Ángeles, dijo que está bien establecido que realizar actividad física regular mantiene la salud cardiovascular y reduce el riesgo de eventos cardiovasculares, accidente cerebrovascular y muerte prematura.

La Asociación Americana del Corazón y otras organizaciones recomiendan mucho la actividad física regular para la prevención primaria y secundaria de la enfermedad cardiaca y el accidente cerebrovascular, añadió.

"Esos hallazgos sugieren un beneficio similar con unos gastos energéticos similares con el ejercicio, independientemente de la intensidad", señaló Fonarow. "Sin embargo, para los que son capaces de participar en un ejercicio más vigoroso, esa estrategia podría ser más eficiente en cuanto al tiempo".

Otras investigaciones que usaron datos de los estudios sobre los caminantes y los corredores hallaron que, para perder peso, correr supera a caminar. El estudio aparece en la edición de abril de la revista Medicine & Science in Sports & Exercise.

 

C Retomar la terapia con estatinas no origina reacciones

 

Tras años de prescripción, los beneficios clínicos de las estatinas están ampliamente constatados. Sin embargo, en ocasiones su uso se interrumpe, sin tener en cuenta los posibles efectos en el riesgo cardiovascular e incluso en el de mortalidad por enfermedad arterial coronaria.

Por ello, un grupo de médicos del Hospital Brigham and Women, en Boston, encabezado por Alexander Turchin, de la División de Endocrinología del centro, ha analizado esa interrupción. La principal conclusión del estudio, publicada ayer en Annals of Internal Medicine, es que el 90 por ciento de los enfermos que interrumpen su tratamiento con estatinas por alguna reacción adversa, toleran bien el fármaco cuando lo retoman.

En total, se recabaron datos de más de 107.835 pacientes a los que se prescribió estatinas entre 2000 y 2008. Aproximadamente, la quinta parte tuvieron síntomas o efectos adversos relacionados con el tratamiento, y más de la mitad lo abandonaron, al menos durante un tiempo; a su vez, la mitad de ellos retomaron el tratamiento (aunque no siempre el mismo fármaco) y en el 90 por ciento de los casos continuaron sin problemas.

El mensaje para los médicos, según los autores, es que la tolerancia a esos fármacos se alcanza en la mayoría de los casos y, a veces, para ello hay que cambiar a otra estatina o reducir la dosis.

Los investigadores de Brigham y el Hospital de la Mujer, que analizaron los registros médicos electrónicos ,descubrieron quienes presentaron efectos secundarios a las estatinas , quienes dejaron de tomarlas, independientemente de que posteriormente las reiniciaran y lo que sucedió cuando lo hicieron. Entre las conclusiones acerca de los efectos secundarios:


• Pueden ser causados
​​por algo más que la  estatina.
• Que pueden ser causados
​​
por el medicamento de estatina, pero son tolerables.
• Pueden ser causados
​​por algun medicamento de estatina, pero no en otros.


Cada año, más de 2 millones de estadounidenses sufren de graves eventos cardiovasculares que representan aproximadamente una cuarta parte del costo total de la atención hospitalaria para pacientes hospitalizados, según los CDC.

Aproximadamente uno de cada cuatro estadounidenses mayores de 45 años toma un medicamento de estatina, según los CDC. Los médicos esperan que los pacientes permanezcan en ellos de por vida – junto con una dieta baja en grasas y hacer ejercicio regularmente. Las estatinas reducen el colesterol malo, ayudando a reducir el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón. También mejoran la supervivencia en los pacientes que ya tienen enfermedad cardíaca, el asesino No. 1 en los EE.UU..

 

P Consumir menos sal y más potasio salvaría millones de vidas

Unos modestos cambios en la dieta reducirían el riesgo de accidente cerebrovascular y de enfermedad cardiaca, confirman unos estudios.

Reducir la ingesta de sal en la dieta y aumentar los niveles de potasio prevendrían millones de muertes por enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular en todo el mundo cada año, según tres estudios recientes.

 

Los nuevos estudios, que revisaron investigaciones anteriores, aparecen en la edición en línea del 4 de abril de la revista BMJ.

 

Un estudio examinó los hallazgos de 34 ensayos clínicos en que participaron más de 3,000 adultos, y halló que una reducción modesta en la ingesta de sal llevaba a reducciones significativas en la presión arterial, conduciendo a un menor riesgo de ataque cardiaco, accidente cerebrovascular e insuficiencia cardiaca.

 

Otro estudio que revisó 56 estudios anteriores reportó hallazgos similares. Halló que reducir el consumo de sal llevaba a una menor presión arterial, y a una reducción en el riesgo de accidente cerebrovascular y enfermedad cardiaca fatal en los adultos.

También hubo evidencia de que una reducción en la ingesta de sal reducía la presión arterial en los niños.

 

Un tercer estudio analizó los datos de 33 ensayos clínicos en que participaron más de 128,000 personas, y halló que aumentar la ingesta de potasio reducía la presión arterial en los adultos, y reducía su riesgo de accidente cerebrovascular en un 24 por ciento.

 

Una mayor ingesta de potasio también fue beneficiosa para los niños, pero se necesita más investigación, señalaron los autores del estudio.

 

El potasio se halla en la mayoría de frutas y verduras frescas, y en las legumbres, como los frijoles y los guisantes.

 

La Organización Mundial de la Salud fijó una meta global de reducir la ingesta de sal en la dieta a 5 o 6 gramos (más o menos una cucharadita) al día para 2050. Sin embargo, los investigadores del estudio y otros expertos recomiendan una reducción más marcada, a 3 gramos al día.

 

O Estudio realizado en EE.UU. sugiere que comer pescado alarga la vida

El consumo de pescado azul o graso fomenta una mejor salud del corazón y podría reducir considerablemente los riesgos de muerte.

Un estudio realizado por la Escuela de Salud Pública de Harvard (HSPH) y la Universidad de Washington descubrió que los adultos mayores que tienen altos niveles de ácidos omega-3 en la sangre, los mismo que se encuentran en el pescado azul y en los mariscos. Estas personas podrían tener una disminución del 27% en el riesgo de mortalidad y casi 35% menos posibilidades de ser víctima de alguna enfermedad del corazón.

La investigación publicada en Annals of Internal Medicine, halló que los adultos mayores que cumplían con los más altos niveles de ácidos grasos en la sangre vivían en promedio 2.2 años más que los que marcaban bajos niveles.

 

"Aunque el consumo de pescado ha sido considerado como parte de una dieta saludable, pocos estudios han evaluado los niveles de ácidos grasos omega-3 en la sangre y su relación con la mortalidad en adultos mayores", declaró el autor Dariush Mozaffarian, profesor asociado en el Departamento de Epidemiología de HSPH.

 

"Nuestros resultados apoyan la importancia de tener adecuados niveles de omega-3 en sangre para la salud cardiovascular y sugieren que en el futuro estos beneficios realmente podrían extender a los años de vida útil restante", agrega el especialista.

 

En estudios anteriores se ha comprobado que el pescado es rico en proteínas y ácidos grasos saludables para el buen funcionamiento del corazón, además reduce el riesgo de fallecer por enfermedades cardíacas. Pero el efecto sobre otras causas de muerte estaba poco claro.

 

En esta ocasión los autores de la investigación han estudiado por 16 años los datos de poco más de 2 mil 700 adultos estadounidenses arriba de 65 años que fueron parte de el Estudio de Salud Cardiovascular (CHS), que es un análisis a largo plazo en donde coadyuva el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre.

 

Provenientes de Carolina del Norte, California, Maryland y Pensilvania, los participantes estaban generalmente sanos, al inicio de la investigación; en esta etapa y con una cierta periodicidad se les hacia un seguimiento a los voluntarios, con exámenes físicos y pruebas de diagnóstico, con entrevistas relacionadas a su estado de salud, historial médico y estilo de vida.

Con los datos los expertos analizaron la proporción total en sangre de ácidos grasos omega-3, dando a conocer que los tres ácidos grasos, funcionando tanto solos como en combinación, se asociaron con un riesgo significativamente menor de mortalidad, como el caso del ácido docosahexaenoico (DHA) fue el que tenía mayor asociación con un 40%  menos de riesgo de muerte por enfermedad cardíaca coronaria  un 45% menos de fallecer por arritmias.

 

Con el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosapentaenoico (DPA) está fuertemente vinculados con menor riesgo de infarto miocardio no fatal. Los voluntarios con los niveles más altos de los tres tipos de ácidos grasos tenían 27% menos de mortalidad por todas las causas.

 

"La recomendación sería sin duda tener una ingesta modesta, de dos porciones de pescado graso a la semana", concluye Mozaffarian.

 

C Las pruebas genéticas para el cáncer de mama no ayudarían a la mayoría de mujeres

Explorar el gen BRCA, relacionado con los tumores, solo beneficia al 10 por ciento de las mujeres, señala un panel.

 

Los beneficios de las pruebas genéticas para evaluar el riesgo de los cánceres de mama y de ovario relacionados con el gen BRCA se limitan a un pequeño número de mujeres, indica un informe reciente.

Las mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2 aumentan grandemente el riesgo de una mujer de desarrollar esos cánceres. Las mujeres con esas mutaciones tienen un 70 por ciento de probabilidades de desarrollar cáncer de mama (cinco veces más que la población general), y un aumento en su riesgo de por vida de cáncer de ovario de menos del 2 por ciento a incluso un 46 por ciento.

Un paso importante para prevenir esos cánceres es ayudar a las mujeres a comprender el riesgo, según el Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de EE. UU.

Para preparar un informe inicial y recomendaciones, el grupo de trabajo examinó la evidencia disponible para determinar si la consejería y las pruebas genéticas podrían beneficiar a las mujeres con más probabilidades de portar las mutaciones del BRCA.

El grupo de trabajo concluyó que más del 90 por ciento de las mujeres estadounidenses (aquellas cuyo historial familiar no indica un mayor riesgo de las mutaciones BRCA1 o BRCA2) no se beneficiarían de las pruebas ni la consejería genéticas.

Esto se debe a que las pruebas actuales con frecuencia proveen resultados inconcluyentes, y esas mujeres podrían verse afectadas por la incertidumbre sobre si están en un mayor riesgo de cáncer. Muchas de esas mujeres podrían elegir tomar unos medicamentos potentes o someterse a cirugía mayor para reducir el riesgo de cáncer, lo que resulta innecesario si no están en un mayor riesgo.

Por tanto, el grupo de trabajo dijo que continúa recomendando contra la consejería genética y las pruebas del BRCA en esas mujeres.

"En este momento, la evidencia científica solo muestra que las pruebas del BRCA1 y del BRCA2 son beneficiosas para las mujeres que han revisado sus antecedentes familiares de cáncer de mama o de ovario con un profesional de atención primaria, y discutido las ventajas y las desventajas de la prueba exploratoria con un consejero genético entrenado", señaló en un comunicado de prensa del grupo de trabajo su presidenta, la Dra. Virginia Moyer.

"Esperamos que investigaciones adicionales sobre las formas de utilizar la ciencia genómica, como identificar a las mujeres que tienen genes BRCA dañinos pero no antecedentes familiares de cáncer, puedan mejorar las prácticas de exploración e incluso prevenir algunos cánceres", añadió.

El grupo de trabajo dijo que también halló evidencia para recomendar que los proveedores de atención de salud primaria evalúen a las mujeres que tienen familiares con cáncer de mama u ovario para determinar si sus antecedentes familiares se asocian con una mayor posibilidad de portar las mutaciones BRCA1 o BRCA2.

En situaciones en que sea así, las mujeres deben recibir consejería genética a fondo para revisar exhaustivamente su historial familiar, y si hay una indicación y tras sopesar las ventajas y desventajas de las pruebas del BRCA, someterse a una prueba, según el informe.

Las recomendaciones aplican a las mujeres que no han sido diagnosticadas con cáncer de mama u ovario, pero que tienen familiares con cáncer de mama u ovario, y cuyo estatus de BRCA es desconocido.

El informe inicial y las recomendaciones estarán abiertos a comentarios públicos hasta el 29 de abril.

"Cada año, demasiadas mujeres estadounidenses y sus familias se enfrentan al desafío del diagnóstico y el tratamiento del cáncer de mama y de ovario", comentó Moyer. "Necesitamos mejores tratamientos, mejores métodos de exploración, y lo más importante, mejores formas de prevenir el cáncer".