F Más pruebas de que una vida saludable y no fumar rinden dividendos

Los cambios positivos en el estilo de vida redujeron el riesgo de muerte en un 80 por ciento en un periodo de 8 años, halla un estudio.

Un nuevo estudio se suma a la creciente evidencia de que un estilo de vida saludable no solo protege la salud, sino que también reduce el riesgo de muerte.

El ejercicio regular, consumir una dieta saludable y mantener un peso saludable ofrecen claros beneficios de salud, pero el cambio más significativo que las personas pueden realizar en su estilo de vida para proteger su salud es dejar de fumar, reportan investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins.

 

 

 

 

 

Un nuevo estudio se suma a la creciente evidencia de que un estilo de vida saludable no solo protege la salud, sino que también reduce el riesgo de muerte.

El ejercicio regular, consumir una dieta saludable y mantener un peso saludable ofrecen claros beneficios de salud, pero el cambio más significativo que las personas pueden realizar en su estilo de vida para proteger su salud es dejar de fumar, reportan investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Johns Hopkins.

"De todos los factores del estilo de vida, hallamos que evitar fumar desempeñaba el rol más grande en la reducción del riesgo de enfermedades cardiacas coronarias y de la mortalidad", comentó en un comunicado de prensa de la universidad el autor principal del estudio, el Dr. Roger Blumenthal, cardiólogo y profesor de medicina de la Facultad de Medicina. "Los fumadores que adoptaron dos o más conductas saludables de estilo de vida seguían teniendo unas tasas más bajas de supervivencia tras 7.6 años que los no fumadores que eran sedentarios y obesos".

En el estudio, que aparece en la edición en línea del 3 de junio de la revista American Journal of Epidemiology, participaron más de 6,200 hombres y mujeres entre los 44 y los 84 años de edad. A los participantes, que eran blancos, negros, hispanos o chinos, se les dio un seguimiento promedio de casi ocho años. Todos se sometieron a pruebas de calcio coronario mediante una TC al inicio del estudio, para evaluar las señales tempranas de depósitos de calcio, que podrían aumentar su riesgo de un ataque cardiaco. En el transcurso del estudio, fueron reevaluados para determinar si habían sufrido un ataque cardiaco, un paro cardiaco súbito, dolor de pecho o se habían sometido a una angioplastia. Los investigadores también realizaron un seguimiento de las muertes por enfermedades cardiacas u otras causas.

Además de los beneficios de evitar el tabaco, los investigadores hallaron que hacer ejercicio con regularidad, mantener un peso saludable y adoptar una dieta de estilo mediterráneo (rica en productos vegetales, pescado, frutos secos y granos integrales) ayudaban a prevenir la acumulación precoz de depósitos de calcio en las arterias. Esos cambios en el estilo de vida también redujeron el riesgo de muerte en un 80 por ciento en el transcurso de ocho años.

Los investigadores asignaron a cada participante una puntuación de estilo de vida de cero a cuatro, donde el cuatro representaba el estilo de vida más saludable. Este sistema de calificación se basó en la dieta, el índice de masa corporal (IMC), el nivel de actividad física y el tabaquismo. Apenas el dos por ciento de los participantes cumplían con los cuatro criterios de un estilo de vida saludable.

"Aunque hay factores de riesgo que las personas no pueden controlar, como los antecedentes familiares y la edad, estas medidas de estilo de vida son cosas que las personas pueden cambiar, y en consecuencia plantear una gran diferencia para su salud. Por eso creemos que esto es tan importante", comentó el autor líder, el Dr. Haitham Ahmed, residente en medicina interna del Centro Ciccarone para la Prevención de las Enfermedades Cardiacas de la Hopkins.

Los investigadores afirman que sus hallazgos refuerzan las recomendaciones recientes de la Asociación Americana del Corazón (American Heart Association), que aconsejan a las personas dejar de fumar y llevar dietas ricas en verduras, frutas, frutos secos, granos integrales y pescado, al mismo tiempo que son activas y mantienen un IMC de menos de 25. El IMC es una medida de la grasa corporal basada en la estatura y el peso.

 

A Unas dosis altas de unos analgésicos comunes podrían aumentar el riesgo de problemas cardiacos

Una revisión halló que los que tomaban AINE y tenían antecedentes de enfermedades cardiovasculares eran los que tenían más probabilidades.

Las personas que toman dosis altas de unos analgésicos comunes conocidos como antiinflamatorios no esteroides (AINE) o (NSAID por sus siglas en Ingles) se enfrentan a un mayor riesgo de sufrir de problemas del corazón, muestra un análisis reciente.

Aunque los AINE se usan en todo el mundo para ayudar a las personas con afecciones inflamatorias, como la artritis reumatoide, una revisión de casi 650 ensayos aleatorios halló que tomar 2,400 miligramos (mg) de ibuprofeno o 150 mg de diclofenac al día aumenta el riesgo de ataques cardiacos, accidentes cerebrovasculares y muerte en alrededor de un tercio. Los hallazgos aparecen en la edición en línea del 29 de mayo de la revista The Lancet.

Sin embargo, los autores del estudio dijeron que el aumento en el riesgo de ataques cardiacos en los individuos a partir de los AINE es proporcional al riesgo de ataques cardiacos subyacentes de un paciente. Dado que las personas con antecedentes de problemas cardiacos o factores de riesgo para las enfermedades cardiacas están en mayor riesgo, concluyeron que los médicos deben sopesar ese factor antes de recetar un régimen de AINE en dosis altas a un paciente de esas características.

"Aunque los AINE aumentan los riesgos vasculares y gastrointestinales a un nivel variado, nuestros análisis indican que los efectos de distintos regímenes en pacientes particulares se pueden predecir, lo que podría ayudar a los médicos a elegir entre regímenes alternativos de AINE y sopesar qué tipo de AINE es el más seguro en distintos pacientes", aseguró en un comunicado de prensa de la revista el autor del estudio, Colin Baigent, de la Unidad de Servicio de Ensayos Clínicos y de la Unidad de Estudios Epidemiológicos de la Universidad de Oxford, en Inglaterra.

Un experto estuvo de acuerdo con esa evaluación.

"Si se toma en cuenta que los AINE están entre los medicamentos de uso más común y que el aumento que provocan en el riesgo de enfermedades cardiacas, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardiaca y muerte resulta significativo, este metaanálisis podría ayudar a los médicos a orientar a los pacientes [en] cuáles AINE podrían resultar más seguros para ellos, y en qué dosis", aseguró la Dra. Suzanne Steinbaum, cardióloga preventiva del Hospital Lenox Hill, en la ciudad de Nueva York.

"A través de este análisis, se podría predecir el tamaño del riesgo de cada paciente y dar unos mejores consejos", apuntó Steinbaum. "Dado que los AINE a veces son una parte esencial de la calidad de vida de una persona, comprender más la dosis, la duración y el riesgo se hace importante, de forma que [podamos] determinar cuál es la mejor opción, sobre todo entre los pacientes con enfermedades cardiacas o los que están en riesgo".

Esta última revisión, que examinó los resultados de más de 353,00 pacientes, halló que por cada mil pacientes con un riesgo moderado de enfermedad cardiaca, tres tendrían un ataque cardiaco evitable tras tomar dosis altas de AINE durante un año. Los investigadores afirmaron que uno de esos ataques cardiacos resultaría letal.

La revisión también reveló que los AINE duplican el riesgo de insuficiencia cardiaca. Las personas que toman dosis altas de AINE también tienen entre dos y cuatro veces más riesgo de úlceras sangrantes u otros problemas significativos del tracto gastrointestinal superior.

En un comentario publicado en The Lancet, la Dra. Marie Griffin, del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, dijo que "el metaanálisis ofrece una certeza considerable sobre… los riesgos vasculares importantes con las dosis altas de los AINE más comúnmente recetado, pero deja brecha sobre los riesgos asociados con unas dosis más bajas de AINE, una duraciones más prolongadas de uso y los efectos residuales después de que el tratamiento se detiene".

Aunque el análisis descubrió una asociación entre unas dosis altas de AINE y un mayor riesgo de problemas cardiacos, no necesariamente probó causalidad.