Dr. Jorge Bordenave, MD, FACP - Miami, FL

 
 
C Relacionan una frecuencia cardiaca más elevada con una muerte más temprana.

Los hallazgos sugieren revisar el rango que se considera normal, apunta un investigador.

Una frecuencia cardiaca más rápida en los hombres por lo demás sanos podría anunciar una muerte más temprana, incluso entre los que hacen ejercicio, sugiere un nuevo estudio danés.

 

El hallazgo provee más evidencia sobre el peligro potencial que se oculta en los cuerpos tanto de los hombres como de las mujeres que tienen pulsos rápidos cuando no están haciendo ejercicio.

 

¿Debería usted preocuparse si su frecuencia cardiaca es elevada? Tal vez, señaló el autor del estudio, el Dr. Magnus Thorsten Jensen, cardiólogo del Hospital Universitario de Copenhague, en Gentofte. "Una frecuencia cardiaca elevada no necesariamente significa enfermedad", comentó. "Pero sabemos que hay una asociación muy firme y significativa entre una frecuencia cardiaca elevada y la esperanza de vida".

 

Según una investigación anterior de Jensen y colegas, las personas con pulsos en reposo de 80 latidos por minuto mueren entre cuatro y cinco años antes que los que tienen pulsos de 65 latidos por minuto. "Para ponerlo en perspectiva, se trata de la misma diferencia en la esperanza de vida, en los mismos individuos, de tener un diagnóstico de cáncer en algún momento de la vida o no", planteó.

 

Los investigadores conocen el vínculo entre la frecuencia cardiaca y la esperanza de vida hace más de una década. Normalmente, las personas en buena condición física tienen unas frecuencias cardiacas más bajas y las que no hacen mucho ejercicio tienen frecuencias cardiacas más altas. Esto plantea el tema de si unas frecuencias cardiacas más elevadas simplemente reflejan los estilos de vida malos para el corazón de las personas sedentarias.

 

El nuevo estudio buscaba responder a esa pregunta. ¿Se traduce una frecuencia cardiaca más elevada en reposo en una muerte más temprana incluso entre las personas que están sanas y que hacen ejercicio con regularidad? Los investigadores hallaron que la respuesta es que sí, lo que sugiere que "la frecuencia cardiaca en reposo no solo es un marcador del nivel de acondicionamiento físico, sino un factor de riesgo independiente", señaló Jensen.

 

Los hallazgos se basan en un análisis de casi 2,800 hombres a quienes se dio seguimiento durante 16 años a partir de 1970, cuando estaban en la mediana edad.

 

Los investigadores ajustaron las estadísticas de tal manera que no se vieran afectadas por factores como unas cifras altas o bajas de hombres de cierta edad o con ciertos hábitos. Tras el ajuste, hallaron que el riesgo de muerte aumentaba en un 16 por ciento por cada aumento de 10 latidos por minuto en la frecuencia cardiaca en reposo.

 

La situación entre las mujeres probablemente no sea muy distinta, dado que investigaciones anteriores sobre la frecuencia cardiaca las han incluido y han tenido hallazgos similares, comentó Jensen.

 

Jensen sospecha que las frecuencias cardiacas más elevadas son las primeras señales de una enfermedad subyacente, como una enfermedad cardiaca, una enfermedad pulmonar o la diabetes.

 

El Dr. Gregg Fonarow, profesor de cardiología de la Universidad de California, en Los Ángeles, dijo que los médicos son conscientes del riesgo de una frecuencia cardiaca más elevada, monitorizan a los pacientes y les hacen sugerencias. "Aumentar la actividad física y reducir el tiempo que se pasa sentado puede bajar la frecuencia cardiaca y el riesgo cardiovascular", aseguró. "Dejar de fumar puede reducir la frecuencia cardiaca". Y en algunos casos, los medicamentos pueden ayudar.

 

Sin embargo, los fármacos cardiacos populares, como los bloqueadores beta, "generalmente se reservan para los individuos con hipertensión, arritmias o enfermedad cardiovascular establecida", señaló Fonarow, quien no participó en el estudio.

 

¿Y ahora qué? Jensen dijo que se debe reconsiderar el rango de frecuencia cardiaca normal, de entre 60 y 100 latidos por minuto, dado que el rango más alto parece ser una señal de mala salud.

 

El estudio apareció el 15 de abril en la edición online de la revista Heart.